El Medical Journal of Australia advierte: "Una gran cantidad de pacientes experimenta consecuencias psicológicas negativas derivadas de la disfunción eréctil orgánica que pueden provocar un agravamiento progresivo de la ansiedad por rendir y deteriorar aún más la función eréctil".[1]

El impacto psicológico de la disfunción eréctil se ve confirmado por los comentarios que se recogen en un estudio publicado en el British Medical Journal:

  • "Si no puedes lograr una erección, no eres hombre".
  • "Llegué a un punto en el que pensé que no valía la pena, que no podía vivir así".
  • "Nadie te respetará si no puedes lograr una erección".
  • "Te sientes completamente inútil".
  • "Supongo que, en pocas palabras, asocio el tener una erección con ser un hombre".[2]

Un estudio realizado con hombres de 18 a 40 años encontró que, en el año anterior a su diagnóstico, los pacientes con DE tenían más probabilidades de haber experimentado depresión y ansiedad (17,1% frente al 12,9% de los hombres sin síntomas).[3] También es probable que el estrés psicológico asociado con la DE contribuya a la enfermedad depresiva.[4]

Más de un tercio de los hombres con DE (37%) padece trastornos de ansiedad[5], y cuanto más grave es la disfunción eréctil, mayor es el impacto psicológico.[6]

REFERENCIAS